domingo, 15 de mayo de 2011

Abasto, Clara Ema Hecker

Al ritmo que giraba el vino en su mano. Así bailaba.
Cuando quiso frenar ya no pudo, sólo quedaba mojar el cristal, teñir de rojo el brillo de la copa y seguir bailando.
Tenía la mirada en el brillo de esos ojos siniestros en la pared, y pensó que la belleza de ese muro residía en la oscuridad. La luz del sol lo arruinaría, como arruina casi todo lo que brilla bajo la luna.
Sólo pensaba en bailar y que el día no llegue, que el tiempo no pase, que los segundos no mueran, que la realidad no prospere. Vivir el sueño, creer que era suyo lo que el día le negaba. Por eso bailaba.
Supo intentar una noche de color, pero cada gesto de falsa felicidad, cada carcajada, le dieron asco. No encontraba paz entre la luz, debía descansar del personaje que la acechaba.
Lentamente, bailaba sus propias melodías. El acoso del aire y las miradas la exitaban. Esa mano que recorre la espalda intencionalmente pidiendo un espacio que ya tenía, ese pregunta al oído que transmite calor y se reparte por todo el cuerpo, sin llegar a entender ni una palabra, sólo la intención, que se contagia. Todo ese juego, le gustaba.
Se movía como si con la cadera pudiera detener el giro del mundo al menos una vuelta y retener por unos instantes de entre todas las miradas, sólo una, la que le importaba. Podía sentir el fluir del tiempo, el hilo de horas que se le escapaba. Era incomprensible para ella, todo se detenía y sólo su mente avanzaba. Inevitablemente debía dar el salto y le temía. Sabía que el final se acercaba.
Bailaba para hechizar el tiempo, para tener un instante que recordar mañana, para inventar una excusa para quedarse a oscuras, y pretender que la noche le regalara su alma.

9 comentarios:

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  2. A mí también me gustaría inventar una excusa para quedarse a oscuras, y pretender que la noche me regale su alma.Me gustó,un saludo.

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  3. Y el primer comentario... qué decía?

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Yo quiero saber. Todos los efectos colaterales son necesarios y bien recibidos.

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  6. Sï, por qué borran los comentarios?

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  8. Seducción, roces, susurros al oído, exitacíon. Que mas pedirle a una noche?

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  9. Lo que paso fue que omiti una palabra en el primer comentario entonces volví a escribirlo con la enmienda incluida.Muy buen relato.

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